Egocéntrico Paranoide

Me apoderaré de mi destino agarrándolo por el cuello. No me someterá.





De muy pequeño me impresionó esta frase, y no lo habría hecho de no ser por las circunstancias de su autor. Ludwig Van Beethoven fue víctima de una de las bromas mas macabras del destino: le dió el talento para ser uno de los compositores mas grandes de la historia, y despues le arrebató el oido cuando sentía que aun no había podido dar lo mejor de su obra.

Beethoven es para mi un ejemplo a seguir, no sólo por ser un gran genio sino porque fue un cabrón obstinado y se salió con la suya a pesar de no estar destinado a ello. Tenía que escribir una novena sinfonía, y si no podía escucharla lo haría de memoria. Para mi será recordado además de por su genial talento, por su indomable coraje.

¿y a que viene esta cita de Beethoven en el Blog de un egocéntrico que solo habla de si mismo? precisamente a que llevo varios dias sin escribir nada por aqui por culpa de prisas, de problemas, de cosas que suceden cuando menos te lo esperas y de esa extraña habilidad que tiene el destino para hacer que las cosas buenas vengan casi siempre acompañadas de cosas malas que te impidan disfrutar las primeras plenamente... El destino -si existe- debe ser un hijo de puta con demasiado tiempo libre que no tiene nada mejor que hacer que observar nuestros planes y boicotearlos a conciencia.

Desde que tengo uso de razón, mi propia vida es una pelea mano a mano con este cabrón revientaplanes. Él me colocó en el sitio equivocado, en el momento equivocado y en las condiciones adversas. Puso a mi alrededor todos los ingredientes necesarios para que mi vida fuera tal y como se suponía que debía ser, no como yo quisiera que fuese, y he debido ser un hueso duro de roer porque nunca acepté esos planes. Me hice otros, porque me molesta sobremanera que mi vida tenga que seguir un sendero cuando soy yo quien tiene que vivirla. Pero ahí estaba él una y otra vez recordándome lo fácil que es seguir el camino de lo establecido y lo difícil que va a ser todo si se te ocurre salirte de él.

De este modo, mi vida está siendo algo así como una una serie de partidas sucesivas de ajedrez entre mi destino y yo, y a estas alturas el resultado se parece mucho a tablas. No soy exactamente quien quería ser, pero tampoco quien tu querías que fuese. Soy un híbrido entre la persona que el destino puso en la tierra y la que yo he creado, y mi vida es -en parte- como yo quise que fuera y -en parte- como el destino dispuso. Al menos me queda poder decirle eso: Jódete. No vas ganando.

El destino es un cabrón con muchos medios a su alcance, pero he descubierto que es muy poco imaginativo. Siempre opera igual: pone el sueño ante tus ojos y cuando estás a punto de alcanzarlo, te lo arrebata. Ignoro el motivo por el cual debe disfrutar siempre gastando esta broma cruel, pero debe ser su favorita porque la repite siempre. Cuando traces un plan mándará un acontecimiento que no puedas controlar. Cuando progreses, te enviará dificultades. Cuando apuestes por tí, hará trampas. Cuando ames a alguien, hará lo posible por separarte de esa persona. A veces parece bajar la guardia, pero lo único que hace es intentar que te confíes para cogerte por sorpresa.

Llegados a este punto, no hemos hecho otra cosa que medir fuerzas. Hasta ahora ha aprovechado mis errores y mis descuidos, pero con ello no ha hecho otra cosa que volverme mas cauto. Quizá llegue un momento en el que empiece a aprovechar los suyos y pueda -como Beethoven- cogerle por el cuello e impedir que me someta a sus caprichos.

Esto que he escrito creo que sólo puedo entenderlo yo, pero necesitaba soltarlo.