Egocéntrico Paranoide

Como cada año, en cuanto empiezan los calores te empiezas a preparar para el Sónar: guardas algo de dinero extra para vicios, te compras algo de ropa, aforas la pasta de la entrada (80€ por dos dias, su puta madre) y te miras la programación varias veces para ver que hay de interesante este año. Es el pistoletazo de salida, a partir de este momento y hasta que termine el verano esta ciudad se convierte en una gran fiesta contínua y cara, muy cara. Barcelona es una puta de lujo que sabe exactamente cuales son tus vicios, y como buena profesional te va a aplicar la tarifa sabiendo que no podrás resistirte. No importa lo hábil que seas consiguiendo entradas, pases, Vips o incluso drogas gratis... hagas lo que hagas te vas a dejar cuanto lleves encima y un poco mas.

Este año no iba a ser menos, claro, y -de hecho- tampoco ha sido mas. Simplemente ha sido diferente, un Sónar de segunda generación que por primera vez en 10 años no repite la misma fórmula de siempre: no mas Jeff Mills pinchando The Bells el sábado por la noche, no mas Laurent Garnier pinchando House ibicenco al aire libre, no mas makinetos moviendo la cabeza y metiéndose pirulas con Carl Cox... mucha gente se quejaba de que se repitiese la misma receta año tras año (yo no, a mi ya me estaba bien tal y como estaba) de modo que, tal y como hacen los fabricantes de detergentes de vez en cuando, Advanced Music ha decidido cambiar y mejorar la fórmula... ¿habrá mas cambios, o seguirá así hasta el 2015?

Sabiendo esto, el viernes me planté allí toda guapa, con mi camiseta puma sin mangas, mi bolso rojo y mis chanclas de plataforma. Me quedé dormido, porque la noche anterior había trasnochado hasta las 6 y al dia siguiente había cumplido con mis obligaciones de persona decente durante 40 horas semanales, de modo que llegué allí a las 12 y pico, lo bastante tarde como para no encontrar un taxi fácilmente, lo bastante tarde como para encontrarme una gran aglomeración en las puertas y lo bastante tarde como para perderme el principio de Martin Gore. Empiezo a recorrer el recinto como un poseso, intentando ponerme rápidamente al dia a base de ver un poco de cada cosa. Hacía tiempo que no venía yo solo, desde el 2002 creo, y lo bueno es que puedes ir a tu bola y quedarte donde mas te apetezca. Veo un trozo de los Chemical Brothers, algo de Roisin Murphy y unos tipos con grooveboxes que no se quienes son pero que lo hacen muy bien, casi me gustan mas que los dos anteriores. Cuando estoy lo bastante colocao como para poder aprobar lo que está sucediendo a mi alrededor empiezo a llamar a gente y a ponerles el teléfono al aire. Empiezo por quienes no han podido venir, le pongo un trozo a punkiti, un poco a la cheila bilbaínay cuando me doy cuenta no queda saldo para llamar al mazi... tengo que dejar de cogerme estos pedales tan grandes, que pierdo la noción del tiempo.

Entre tanto ir de un sitio a otro, la cola de los cubatas, la del lavabo, y mis propias facultades mentales mermadas por el THC, me pierdo a Towa Tei mientras estoy empanao mirando a otro grupo que no conozco. Este año la música es diferente, en general se parece mas a un pop electrónico, psicodélico y bailable que a las típicas bases de siempre. Da igual, soy un público agradecido y a poco que me sorprendan bailo y aplaudo como el que mas... aun así, despues de Jamie Lidell del sello Warp me siento un poco como si lo mejor aun no hubiese llegado. Estoy esperando a LeTigre, un grupo de cheilas neoyorkinas del que había oido hablar muy bien: las tres cantan, programan bases y tocan instrumentos. Una de ellas además tiene tetas y bigote, no le falta de nada. Su música es una combinación de techno de groovebox, bajos de sinte, guitarreo, estribillos punkoides y melodías poperas. Petardeo absoluto, pero bien hecho, bien cantado y con una puesta en escena realmente efectiva. Lo mejor de este año.

Despues del subidón de adrenalina de I'm so excited me dispongo a dar vueltas sin rumbo, a partir de este punto ya se puede decir que he amortizado la entrada entre los Chemical y esto, de modo que todo lo que venga es de propina. Para mi sorpresa, Jeff Mills está pinchando en el SonarClub, pero no pone los mismos discos de cada año. Esta vez ha traido una sesión mucho menos rayante y mucho mas hipnótica, Detroit clásico, del de toda la vida. Casi se parece mas a una sesión de Juan Atkins o Kevin Saunderson que a una de Mills. Por primera vez en un montón de años, me quedo mas de 15 minutos en su sesión. Está bien esto de la fórmula renovada. Despues de esto, bailo un trozo de la sesión de MouseUP, vuelvo a entrar para ver a 2manyDJs y vuelvo a salir, porque aunque la sesión de los Belgas me estaba gustando quiero estar en el Sonarpub cuando amanezca. En mi colocón me quedo embobado bailando con una formación extraña: 2020 Soundsystem, un grupo de techno hipnótico y lleno de atmósferas con teclista, DJ, bajo y batería. Suenan bien, suenan tan bien y se está tan jodidamente bien ahí fuera que me olvido completamente de Laurent Garnier... otro año será, o con suerte pillaremos al monsieur del House pinchando en otra sala antes de que acabe el verano.

Sábado

El sábado nos fuimos hacia allí mas pronto, íbamos la Lince, la Ripys, mi abogado y un servidor. Despues de haber hecho una tournée por medio casco antiguo por cortesía de un traficante de chocolate paranoico perdido que no quería pararse en ninguna parte. Nos subimos prontito al Sónarbus y nos pusimos a liar petas ya en los asientos cuando el azar quiso que el conductor parase dejando nuestra ventanilla al lado de un batallón de guardias urbanos mientras estábamos liando canutos a seis manos... saludamos, no creo que vayan a parar el bus por nosotros.

Una vez dentro, y despues de hacer la típica visita guiada -esto es un sitio, esto el otro y esto unos autos de choque en los que atropellé a Ritchie Hawtin hace como tres veranos- vemos un grupo curioso: teclista, DJ, bajo y batería... porque la música suena diferente, que si no habría pensado que erna los mismos de ayer. Estos son SoulWax y suenan tan bien como los Chemical de ayer, este sábado empieza bien. De ahí al Sonarpark, a bailar un poco de hip-hop. Está pinchando un tal DJ Yoda y hace cosas rarísimas y que están muy bien. Hace scratches con un monólogo de Eddie Murphy, sobrepone imágenes y las manipula, pone temas de Michael Jackson y los profana con bases, para en seco y mete una escena de Poli de Guardería, la de "las niñas tienen vagina, los niños pilila". Hace scratch sobre ello. El tipo se lo curra, es un turntablism con vídeo muy espectacular.

Despues viene uno de los platos fuertes que estaba esperando, DeLa Soul, los abanderados del hippy hop de buen rollo, peace brotha, florecitas y pajarillos. Uno de mis referentes cuando empecé a comprar discos de este género allá por 3 feet high and rising. El concierto empieza con un DJ pinchando temas de... a Tribe Called Quest y gritando el nombre del grupo, Tribe y no DeLa. El concierto en si es una vacilada muy grande. Trougoy deja de rapear y para el tema, despues vuelve rapear y vuelve a pararlo, y así hasta cuatro veces. Hacen que el público ponga las manos en el aire un montón de veces. If ya love hiphop, put yo madafaka hands in the air. Me gustan este tipo de conciertos, son interactivos. No hay nada como la OldSkool para hacer que todo el público actúe como una sola entidad. Finalmente, destrozan su tema mas legendario, Hey, how ya doin, cantándolo a gritos sobre una base acelerada. Me gusta esta nueva versión, me desgañito berreando: why don't ya leave yo name, and yo number / and I'll get back to you.

De ahí nos vamos a ver a Miss Kittin, la estrella que ha desplazado a Mills en el SonarClub la noche del sábado. La prefiero mil veces, sus sesiones son envolventes, hipnóticas, tremendas. Debería haber mas mujeres en el negocio de la música: mas DJs, mas productoras, mas compositoras. Suelen hacerlo bien, espero ver algún dia a un tio cantando y a una mujer detrás poniéndole las bases, será una señal de que el mundo está cambiando.

Despues de reventar bailando a MK y de ver un trozo de Luke Vibert, salimos afuera. Queremos ver como amanece mientras pincha Richie Hawtin. El canadiense hace lo que me esperaba de él, una buena sesión de techno minimalista y repetitivo, de ese sonido tan suyo. Al final se pega una sobrada con el público que a nadie le gusta demasiado, se dedica a hacerse de rogar, a subir y bajar el volumen a medio tema pidiendo aplausos, demasiadas veces. A pesar de ello, es una gran sesión, en su línea, lástima de final para un DJ tan grande.

Salimos reventados, con los pies inflándose a cada paso, en una gran aglomeración, disipando los últimos coletazos del THC. Son casi las 8 de la mañana, al menos este año se han estirado mas con el horario... todavía nos queda la odisea de volver a casa.