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lunes, enero 23, 2006

In the Sky with Diamonds

He vuelto... gracias por esperarme :)

Era una asignatura pendiente, hace mucho tiempo que quería iniciarme en las drogas psicodélicas y, por motivos que nunca vienen a cuento, no encontraba el momento ni la persona de confianza que me las pudiese proporcionar. Hasta el miércoles, claro, en el que una amiga de bonitos brazos y mejor sonrisa me ofreció unas pocas para probar. De modo que el viernes nos dirigimos mi abogado y yo hacia su casa con la saludable intención de recoger tan preciado manjar -Rovellones, el alimento de los yonkis campeones- y de que tanto ella como su novio nos dieran algunos consejos sobre su uso y disfrute.

Una de las certezas que teníamos era la de que algunas drogas no se deben consumir en lugares públicos o extraños, sino en entornos controlados y en los que tengas acceso a varias necesidades básicas: un lavabo cerca para mear, una temperatura agradable, una nevera con algo de comida, agua, zumos... Es decir, ese entorno controlado tiene que ser tu casa, y la experiencia la podemos vivir en mi drogódromo particular, que es mi propio cuarto. Lo cierto es que mi habitación tiene sus cosas buenas y sus cosas malas; lo bueno es que es bastante cuadrada y bastante grande, casi un mini-loft. Lo malo es que empieza a estar un poco destartalada y a necesitar una mano de pintura, pero como está limpia y no suele estar demasiado desordenada, se hace acogedora.
Tal y como entras, hay una cama grande a tu derecha con sus dos mesitas de noche. A la izquierda, un trozo de pared vacío y un mueble de mimbre con mis libros y mis revistas raras. Mas allá hay dos sofás pequeños, una mesita mangada en un chiringuito de playa y un colchón en el suelo con un montón de cojines que hace las funciones del sofá grande que me compraré un año de estos. Esa zona es el colocódromo, y frente a ella hay apiladas una mesita, un vídeo VHS que se come las cintas, una tele que siempre está apagada y una minicadena que utilizo como ampli. Hoy además esta torre la corona el ordenador portátil, que me lo he dejado encima con el salvapantallas puesto en modo random para dar ambientillo.

En la pared del fondo hay dos ventanas por las que entra la luz y, bajo estas, dos mesas colocadas una al lado de la otra sobre las que tengo desparramado mi equipo de DJ y un montón de CDs, al lado de una maleta de vinilos sobre una silla de tijera. Como ya había dicho, es un sitio en el que hay todo lo necesario para pillarse un buen colocón y disfrutarlo, de modo que cogimos unas cervezas, tabaco, un cenicero y tomamos posiciones.

Puse el Confessionsde Madonna con un cierto volumen y entre cañita y cañita nos comimos las primeras setas, las pequeñas, intentando estirar las dos dósis generosas que teníamos y convertirlas en cuatro. Nos habían dicho que los efectos empezarían a notarse en unos 45 minutos, mas o menos, así que esperamos y esos tres cuartos de hora pasaron mas o menos rápido debido a la distensión habitual, pero no parecíamos notar nada extraño y nos comimos las setas medianas, guardando las dos grandes para una segunda sesión. Del Confessions pasamos al Ray of Light e incluso estuvimos oyendo a mi vecina gritarle a sus hijos que se pusieran la pijama con su encantador acento dominicano. Llevábamos ya una hora y media y allí no estaba pasando nada extraño. Ni habíamos visto a Karrerito saludando desde la ventana, ni se nos habían aparecido perros de tres cabezas, ni nada. Llevábamos, eso si, una cierta hilaridad y una tendencia al cachondeo algo atípica incluso para dos personas que cuando se juntan suelen estar de guasa contínua.

Cachondeíto, bastante, pero de tripadas, ni una. Aquello era como estar dentro de un tren esperando a que saliese y que, encima, iba con retraso. Creo que intentaba condicionarme para ver cosas: miraba hacia las ventanas, las paredes, las luces, el salvapantallas, las sombras que proyectaba la luz de las velas y creí ver alguna ilusión optica muy parecida a las que puedes tener en un estado de lucidez completamente normal haciendo cosas tan simples como concentrar tu atención en lo que ves de reojo o mirar fijamente a un dibujo en negro sobre blanco para cambiar de repente tu vista hacia una superficie blanca y visualizarlo invertido. Eso era todo, ilusiones ópticas cotidianas que podían perfectamente estar inducidas por el alcohol o la propia sugestión. Me preguntaba si acaso la cultura del ácido, desde Hoffman hasta Leary pasando por el submarino amarillo y Lil Louis, sería un fraude similar al del traje del emperador que todo el mundo decía ver pero jamás había existido. ¿Acaso era sólo un placebo?, ¿Nos habían timado?, ¿O tal vez las setas no habían sido bien conservadas y la psilocibina se había volatilizado en ellas, haciéndolas inocuas?

En ese panorama estábamos cuando decidimos lo que como personas serias y responsables había que decidir: voy a la cocina a por mas cervezas, nos comemos las dos setas grandes que quedan y -además- nos hacemos un canuto bien cargado. Si las setas son inocuas, al menos que nos coloque el THC. Y fumando estábamos cuando empecé a quedarme pillado mirando a Mr Smiley asomar en una portada de disco que sobresalía de la maleta de vinilos. Algo raro estaba sucediendo mientras sonaba Long Time Woman de Pam Grier en los altavoces. Miraba al señor sonrisita, el señor sonrisita me miraba a mí y la habitación empezaba a no ser normal, la luz no era normal, las sombras no eran las de antes. Lo que Smiley me estaba diciendo era que el viaje de verdad acababa de comenzar. El tren ha arrancado, empieza a coger velocidad y por fin vas a salir del túnel.


En las últimas caladas del porro se desató la tempestad, creo que me hicieron efecto de golpe las setas pequeñas, las medianas y las grandes. De repente, las paredes cambiaban de color, el techo estaba lleno de fractales y la bola del salvapantallas levitaba frente al ordenador. Las luces del equipo hacían extraños movimientos y algunas cosas, las mas blancas, parecían verse de color del que se ven las cosas blancas bajo la luz ultravioleta. ¿Cuando me he comprado una lámpara de luz negra? -pensé-, la respuesta era nunca.

Me incorporé para ver en que estado se encontraba mi abogado y lo ví con las manos en alto, mirando hacia arriba y sonriendo feliz mientras decía "ya hemos llegado", a lo que yo respondí "estamos dentro". A buen entendedor patada en los cojones, o eso dice el refranero. Era la hora de la verdad, el momento del enésimo tributo a Miedo y Asco en Las Vegas, de modo que nos pusimos una toalla en la cabeza cada uno y nos dejamos llevar por las alucinaciones. Ante mis ojos se estaba desatando todo un universo multicolor de luces y figuras complejas, llenas de colores, de psicodelia en estado puro. Las proyecciones mas alucinantes del Winamp se materializaron ante mis ojos y cubrieron las paredes, el techo y el suelo. Intenté incorporarme y fumar un cigarro, y cuando mi abogado me lo ofreció ví que llevaba un sombrero parecido al de Dick Tracy. Cerré los ojos, volví a abrirlos y ya no lo llevaba. Mi percepción del entorno iba y venía, entre el mundo real y un Matrix psicotrópico. Hilaridad, de nuevo.

- ¿que has visto?
- Llevabas un sombrero
- ¿Como?
- Un sombrero de ala
- ¿y como era?
- Como el de Dick Tracy
- La pucha
- Como el de Dick Tracy, pero en negro

Descojone total... ¿porque no habremos probado esto antes?. Despues sonó el Living Return de Swing Out Sister, entero, y me transportó a un mundo todavía mejor, el mundo de Terry Toons. Ya no estaba en la habitación sino ante un horizonte multicolor con pajaritos y amigables seres animados que cantan Better make it better ante un amanecer caleidoscópico lleno de objetos que flotan a mi alrededor. Por supuesto, yo era consciente de que todo eso sucedía debajo de la toalla que ahora llevaba enroscada en la cabeza, pero me daba igual. ¿acaso podía importar?, el mundo debajo de mi toalla era un lugar maravilloso. Podía levantar mis manos y tocar las caprichosas formas de una neblina rosada y holográfica que iba y venía, danzando a mi alrededor. Un universo de Pop Art en el que me sentía como el Little Nemo de Winsor McCay, haciendo reales mis ensoñaciones oníricas mas delirantes y estrambóticas.

Empezó a ser mucha información, demasiada. Veia cosas debajo de la toalla y, si me la quitaba, el techo estaba repleto proyecciones geométricas. Cerraba los ojos para dejarme llevar por el estribillo que decía Mama din't raise no fool y -además del que hay en el ordenador- debía tener también un salvapantallas activado en los párpados, porque dentro de mis ojos el mundo era como una pecera en la que flotaban cosas indefinidas. Cosas que no estaban vivas pero tampoco eran inertes y que parecían mecerse flotando en una corriente suave.

El viaje duró un par de horas, creo, y en lugar de caerme de la cama, como Nemo, fuí volviendo gradualmente. Las alucinaciones remitieron justo cuando mi mente empezaba a agotarse y necesitar un descanso. Iba recuperando la psicomotricidad lentamente. Aparte del efecto visual, notaba mis otros sentidos amplificados. Oía mi corazón y casi podía notar el pulso en el cuello. Poco a poco, la habitación recobraba su color normal.

El verdadero viaje duró un par de horas, mas otro par de horas para volver y las dos que costó despegar. Todo junto hace un total de seis, lo cual se ajusta mucho a lo que nos habían dicho que duraría. Los viejos triperos también dicen que de cada viaje sacas alguna conclusión o alguna experiencia, aunque la verdad es que yo no he sacado ninguna ni se me ha revelado nada. Siempre había estado enamorado de la psicodelia y vivirla desde dentro es una experiencia que me ha gustado de verdad. Realmente, es otro lugar en el que nunca había estado antes y, al volver, eso si, se te queda la cara de haber pegado un gran polvo o de haber vivido un día feliz. El mundo hoy parece un lugar mucho mejor. Tal vez lo sea.

Comments:
Lo es, anque sea simplemente porque has escrito algo nuevo y me has alegrado las tres de la tarde, que es una hora terrible. Brindo por usted y su abogado hasta perder el sentido. No vuelvas a dejarnos tanto tiempo asins!
 
Y un par de cosas que olvidaba: Yo soy de la opinións de que tu casa es el mejor sitio para pillar un pedals del mundo, y me alegro de que no haya cambiado la decoracións, oiga.
 
Cambiar la decoración? No hace falta, el color de las paredes se va cambiando solo y aparecen luces de neón en el techo. Ikea? Amos anda :mistergrins:
 
Ya era hora de que volviera caballero.

Y si no lo es, es verdad que haces que lo parezca.

Tengo un recuerdo demasiado lejano y vago de lo que era esa casa, vas a tener que refrescarme la memoria ;)
 
No saben cuanto me alegro de que por fin haya tenido la oportunidad de hacer la esperada excursión psico-onírico-enteo-trópico-délica-génica e introducirse en nuevos mundos de color y distorsión (con Dick Tracy en el papel del abogado).

La interminable espera y las elucubraciones "esto no sube, menudo timo" me suenan mucho. Os falta la parte del mal viaje (muy instructiva) y el subconsciente con voz de psicólogo argentino... para la próxima vez!

Un abrazo!

Ripy
 
Supongo que esto es la demostración de que cuando nuestras madres decían "ninyo, con la comida no se juega!"... se equivocaban :P

Me alegro de que haya sido una buena experiencia. Un beso muy fuerte,

Bruja
 
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