Egocéntrico Paranoide

Desde siempre he dicho que para ir de fiesta me gustan mas los viernes, los jueves o los domingos que los sábados. Un sábado cualquiera es el dia del apareamiento proletario, el dia en el que está socialmente aceptado salir a hacer el cafre para descargar toda la mala leche acumulada durante la semana y el dia en que se sale porque es lo establecido y porque se puede dormir al dia siguiente.

Los domingos, sin embargo, son otra historia. No importa lo que hagas el lunes, siempre compensa hacer el sobreesfuerzo y llegar al curro o a clase con las ojeras de kilómetro y la capacidad de expresión de una infanta. Sabes que la resaca y el cansancio no te los va a quitar nadie, pero conoces trucos para paliarlos un poco: bebes mucha agua antes, durante y despues del resacón, te chutas el doble de cafeina acompañada de zumitos de naranja y tomate y el lunes se diluye en una neblina espesa en la que vas recordando las anécdotas del dia anterior. Sonries frente al ordenador y tus compañeros se creen que estás chateando, pero en realidad ni siquiera ves la pantalla. Has puesto un montón de ventanas con apuntes, material de consulta y líneas de código SQL para que parezca que estás concentrado en todo eso, pero tu mente está todavía recreando el sonido de los bombos, la luz de los focos y el olor a sudor mezclado con colonia cara. Es lunes, dia de descanso.

Hace tan sólo un par de semanas mi abogado y yo habíamos decidido salir el domingo para ver que se cuece (expresión capitalina que aprendimos un miércoles por la noche en chueca), y lo habíamos decidido precisamente porque nos estábamos aburguesando en una espiral de sábados llenos de colas interminables, entradas caras con reducciones cada vez mas ridículas, copas a precios prohibitivos y la sensación general de que la fiesta del sábado estaba bien, pero que no tenía punto de comparación a cualquier otro dia de la semana. De modo que decidimos salir el domingo, un poco en plan detective, y hacer una pequeña tournee por las alternativas de ocio dominical, que hacía mucho tiempo que no escogíamos ese dia y seguro que encontrábamos algo interesante. Quedamos cerca del Space pensando que era La Leche, que es la clásica fiesta de Matinee en la que conviene ir de blanco y se junta lo peor de lo peor con lo mejorcito de cada casa, pero nos encontramos un panorama un poco diferente. El domingo en space ahora es el Gay Day, y la leche es en otro sitio. Es bueno saberlo y lo que hacemos es quedarnos un buen rato en el bar de enfrente, en un lugar estratégico en el que se controla perfectamente la puerta, escuchando house a medio volumen y tomando vodkas con redbull.

Desde nuestra mesa vemos perfectamente el percal. Por suerte, Matinee no ha dejado de ser lo que era y no dejan de desfilar gays musculosos, cheilas porno, niñas monas y maimondos en fase de rehabilitación de la cultura tunning, de esos que empiezan a perfilarse las patillas y a comprarse la ropa en Ovlas. 100% Matinee, aunque el público gay supera en mayoría aplastante y no sabemos muy bien si entrar o no. No porque esté lleno de tios, sino porque nos jode un poco pagar doce eurazos por entrar. Salimos fuera, nos hacemos otro porrito y a los cinco minutos nos han dado un pase. Si, un pase por nuestra bonita cara y nuestros culitos de fresa, pero solo uno y somos dos.

< ¿pagamos a medias?
< Mejor todavía... Si conseguimos otro, entramos. Si no, nos vamos a otro sitio.

Empieza a anochecer y no nos dan ni la hora, de modo que decidimos darnos una vuelta por el Gayxample, a ver que se cuece. Cuando nos vamos, un chaval que está apoyado a 4 metros de nosotros nos pregunta si vamos a entrar y si podemos darle el pase. Como no, hermano, solidaridad. Que nos haya pedido el pase significa que lleva como 20 minutos escuchando nuestra conversación, que con dos cubatas y dos canutos empieza a ser no-demasiado-inteligible.

< Mata el cuerpo y adiós cabeza
< Alí contra Frasier
< Finales de los 60
< Alí vencido por una hamburguesa humana
< los Kennedy muertos por mutantes
< La familia León-Fajardo viene a por tí
< Munserraaat
< Massieeeel

El gayxample es una zona que yo frecuentaba hace unos 3 años, con sitios pequeños, bonitos y acogedores como el Medusa o Zeltas. Todos de mucho ambiente y mucho mariconeo selecto, pero la zona decayó un poco por problemas con los vecinos y la mitad de los sitios cerraron o se reconvirtieron en restaurantes fashion. El problema fue que la procesión de Matinee desfilaba por allí cada noche repartiendo entradas para sus fiestas. Era una comitiva de go-gos, drag-queens, sexy boys y alguna ex-azafata de concurso de la tele, todos vestidos con sus mejores plumas, escotes, cueros y plataformas. Todo un espectáculo visual que no sentó muy bien a algunos vecinos bienpensantes, los cuales veian aquello -que no era mas que el clásico teatro de variedades del paralelo adaptado al siglo XXI- como una sodoma y gomorra contemporánea que amenazaba a su entorno. De modo que los vecinos -temerosos de que sus hijos empezasen a jugar con muñecas al ver aquello- empezaron a llamar a la urbana, la urbana empezó a sancionar a los locales y una de las zonas mas divertidas de la nueva ciudad condal se descafeinó un poco.

Llegamos al gayxample hablando un poco de este tema y sin saber muy bien lo que nos íbamos a encontrar. Podía estar lleno de locales nuevos o podía estar todo cerrado, y lo que encontramos fue mas bien una calle medio vacía con pintas de llenarse mas tarde. Vimos luz en un sitio y para allí que nos fuimos, habiendo asimilado ya los dos cubatas mientras nos hacía efecto el tercer porrito.

< tio, cuanta luz hay aqui
< ¿esto es una disco o un restaurante?
< hay un tio pinchando
< Ostias, si es el Libélula
< Es un restaurante
< si, pero no veo la barra
< ...esto es...
< ...una fiesta privada...
< efectivamente
< mola...
< nos quedamos ¿no?
< claro



No solo nos quedamos, sino que nos servimos ponche, hicimos amiguetes en la cola del lavabo (al que todo el mundo entraba por parejas y, claro, no íbamos a ser menos), reconocimos a unos porteros del Fellini (está bien que te vean en un sitio así, ayuda en las puertas difíciles), nos integramos en la fiesta y bailamos al son de DJ Libélula, el ex-DJ de Satanassa, uno de los clásicos mas clásicos del ambiente barcelonés.

Salimos de esa fiesta con un montón de entradas para otros sitios y un ciego bastante considerable. Nos enteramos de que en el Apolo se cuecen fiestas realmente interesantes los domingos -este domingo pasado, por ejemplo, pinchó David Guetta- y todavía nos dió tiempo a hacer una visita rápida al Zeltas y comprobar que no lo habían cerrado. Gracias, señó.

Todavía no eran ni las once de la noche, aun se podían cocer muchas mas cosas. Lo bueno de los domingos es que sale mucha gente que tiene cosas que hacer el lunes, de modo que los acontecimientos suelen empezar antes. Nos dirigimos a las Ramblas con la intención de fumar un canuto en la plaza del tripi, mirar que se cuece por allí y papear algo en un griego, ya puestos a hacer mariconadas. Despues nos dejamos caer por el DOT, un miniclub cercano a la calle Escudellers en el que unos tios de estética marcadamente ochentera están pinchando petardadas electro-poperas muy graciosas. Me voy al lavabo y allí me doy casi de narices con dos señoritas muy monas y muy cheilas que están cotilleando, una frente al espejo y la otra apoyada en la pared, mientras sus dos maromos esperan pacientemente afuera. Sonrío, saludo y paso entre ellas por el estrecho que me separa de la puerta del WC de caballeros. Local minúsculo suele ser igual a lavabo minúsculo en el que tres personas casi se huelen el aliento al hablar. Cierro la puerta y mientras meo unas 7 cervezas escucho perfectamente su conversación, que no han interrumpido por mi presencia.

< tia es que no se tia porque yo a este tio me lo quiero mucho porque lo conozco de hace muchos años pero no me lo quiero follar tia
< que fuerte tia ¿y que vas a hacer?
< pues no se, porque me pone ojos de ternero degollau y me sabe mal
< pues díselo tia
< no tia, pobre

Salgo con mi mejor cara de "lo he oido todo y ni siquiera pienso disimularlo, pero por mi podeis seguir", mientras me dispongo a lavarme las manos. Me hacen sitio y una de ellas aprieta el botoncito del jabón cuando pongo las manos debajo.

< Que nivelazo tiene este sitio, lavamanos asistido por bellezas.
< jijijijiji, ¿has visto? ¿has visto?

La amiga descuelga su bolso del secamanos y aprieta el botón cuando pongo las manos debajo.

< Gracias... por cierto, no deberías decirle nada a tu amigo. Así seguirá poniendo ojos de ternero y te seguirá invitando.
< wiiijijijiji, wala, tio, tu si que sabes

Aun hablamos un poco mas y la verdad es que llevamos una distensión tan grande que por un momento creo que he ligado. Me presento, me despido amablemente y al abrir la puerta veo a los dos maromos disimulando muy mal al lado de la puerta, con la oreja lo suficientemente cerca como para haber oido todo el jijiji y jajaja que nos llevábamos y cara de mas bien pocos amigos. Les miro a los ojos, sonrío de nuevo y me vuelvo con mi abogado que está bailando a su bola debajo de una pantalla que proyecta a Dave Gahan en camiseta imperio.

< No te vas a creer lo que me ha pasado en el lavabo
< ¿con esas dos?
< Si, y si los tios se alejan un poco o se meten en el lavabo vamos y nos presentamos con toda nuestra jeta de niñosrricos

Pero los dos tios han captado nuestras buitrakas intenciones y se mueven alrededor de ellas marcando el territorio, de modo que nos acabamos la birra y nos volvemos hacia la plaza real... y es al volver cuando nos dan entradas para el Club 13, un club bastante fashion habilitado en un sótano de la Plaza Real y decorado con exquisito gusto en el que hay que caminar con la actitud de "yo gano mas, chano mas y tengo la polla mas grande que todos vosotros juntos. En resumen: Soy mas". Nos dirigimos allí, pero en la puerta nos encontramos con un segurata poco cooperativo.

< Lo siento, pero no puedo dejarte entrar así.

Es la camiseta sin mangas de mi abogado la que unida a la poca vista del portero ha desatado la frase. Nos hacemos cargo, lo que va bien para entrar en el Space a veces no va bien en el 13, así funciona esta ciudad. Hay formas de combinar las prendas de un sitio y otro y conseguir el look universal que te abre todas las puertas, pero cuando sales a razón de 4 locales por noche la espada de damocles siempre pende sobre tu cabeza y -antes o despues- tendrás que negociar con un portero.

< El miércoles estuvimos aqui y yo iba con camiseta sin mangas y bambas
< ya, entre semana si, pero los domingos no puedo dejar pasar sin un mínimo dress code
< Vale, no problem
< Gracias

¿que hacemos ahora? podemos ir al Phonphone, que todavía es mas de fashions y jamás nos han puesto pegas en la entrada (es mas, incluso diría que nos reciben cordialmente), pero es innegable que jode que te pase esto, y que todavía jode mas cuando llevas una vida nocturna activa.

< vamos a mi casa y te dejo ropa
< vale, pero nos hacemos un porrito por el camino
< abre

Ventajas de vivir en el centro. En diez minutos estamos de nuevo en la puerta y mi abogado lleva una camisa verde entalladita y un bolsito marrón que pega bastante. El portero nos reconoce y el puntazo le debe haber hecho gracia, porque sonríe con complicidad y nos quita la cadenita para que pasemos. Abajo están pinchando Blue Monday, la cosa empieza bien...

La cosa empieza bien, si, bonita sala, bonito ambiente de guiris con sus mejores galas, en una pared la proyección de una peli en la que Eusebio Poncela le peta el culo a Antonio Banderas, bebida a precios mas o menos asequibles... pero todo degenera enseguida. A Blue Monday le sigue Personal Jesus -bien- luego INXS -regular tirando a mal- y luego esa apestosa canción cuyo estribillo dice don't you want me baby. Y antes de que nos demos cuenta aquello es un festival de pijos treintañeros, divorciadas borrachas y británicos rojos como gambas agitando la mediana mientras bailan... bueno, mientras bailan de esa forma que bailan los británicos cuando van ciegos. Retirada. Huyamos de aqui.

Nos vamos a la otra sala y por suerte para nuestras orejas hay un chaval jovencito pinchando cosas electrónicas, pero está vacío... ¿como ha podido el 13 degenerar tanto? ¿para esta mierda nos han hecho cambiarnos de ropa? La dirección de esta sala debería pedirnos disculpas y comernos la polla para que volvamos, de modo que nos vamos zumbando de allí en busca de nuevos horizontes, es decir, vamos a ver que se cuece.

< ¿que hora es?
< las dos y media
< que pena, si fueran menos de las dos podríamos ir al Moog
< ei, tios, ¿quereis entradas para el Moog?
< ¿hasta que hora sirven?
< Los domingos sirven durante toda la noche

¿había dicho ya que los domingos son un bello día?